Estimado lector,
Sé que ya he hablado de esto antes, pero siento que no puedo hablar de ello lo suficiente. El fentanilo está matando a nuestros niños y no se está deteniendo. Está destruyendo vidas, destrozando familias y creando una crisis que debemos afrontar de frente. Por eso lo vuelvo a mencionar: es demasiado importante y vale la pena discutirlo una y otra vez hasta que podamos encontrar formas de proteger a los más vulnerables entre nosotros.
El fentanilo no es como otras drogas. Es entre 50 y 100 veces más potente que la morfina y suele mezclarse con otras sustancias, drogas que los niños creen que son inofensivas o seguras. El problema es que basta con una cantidad menor a un grano de sal para que sea mortal. Por eso resulta tan aterrador. Los niños pueden pensar que están tomando algo como Xanax o Adderall, pero lo que no saben es que estas pastillas, que suelen venderse en la calle o por Internet, suelen estar mezcladas con fentanilo. Y basta con una pastilla de mala calidad para acabar con su vida.
Lo que me rompe el corazón es que la mayoría de los jóvenes que se ven envueltos en esto no tenían intención de meterse con algo tan peligroso. Ni siquiera saben con qué están lidiando. El fentanilo suele estar oculto en otras drogas y nuestros hijos, ya sea por experimentación, presión de grupo o simplemente por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, están expuestos a él sin darse cuenta de lo mortal que es.
Me preocupo profundamente por los niños y las familias. He visto la devastación causada por el fentanilo. He hablado con padres y abuelos que nunca pensaron que esto les sucedería a ellos. Nunca imaginaron que su hijo, su nieto, podría ser víctima de esta crisis. Pero el fentanilo no discrimina. No le importa quién eres, dónde vives o lo cuidadoso que crees que estás siendo. Es por eso que insto a todos los padres y abuelos a que se tomen esto en serio.
Cómo puedes ayudar
Tienes más poder del que crees. Comienza por tener conversaciones abiertas y honestas con tus hijos sobre las drogas. Sé que es difícil y que pueden poner los ojos en blanco o actuar como si no estuvieran escuchando, pero te escuchan. Hazles saber los riesgos reales. Asegúrate de que comprendan que incluso probar algo una vez puede tener consecuencias irreversibles. No es el tipo de situación en la que se da una segunda oportunidad. Una pastilla, solo una, puede matarlos. Asegúrate de que lo entiendan.
Manténgase involucrado en sus vidas. Sepa quiénes son sus amigos, dónde pasan el tiempo y qué hacen en línea. En la actualidad, las drogas como el fentanilo se pueden comprar a través de las redes sociales o sitios web, y es posible que ni siquiera sepa lo que está sucediendo frente a sus narices. Infórmese sobre las señales de advertencia. Si nota cambios en el comportamiento, cambios repentinos de humor o si su hijo se vuelve más reservado, no tema hacer preguntas.
También es fundamental estar atento a los signos de una sobredosis. Las sobredosis de fentanilo pueden ocurrir rápidamente y saber qué buscar puede salvar una vida. Los síntomas pueden incluir dificultad para respirar, piel azulada o grisácea y pérdida del conocimiento. Si ve estos signos, llame al 911 de inmediato y, si tiene acceso a naloxona (Narcan), úsela. Narcan puede revertir los efectos de una sobredosis de fentanilo si se administra a tiempo, y es algo que recomiendo a todos que aprendan y tengan a mano.
Otro paso importante es mantener abierta la comunicación con otros padres, profesores y la comunidad. Este es un problema que debemos afrontar juntos. Cuanto más hablemos de ello, más conciencia podremos generar. Si trabajamos juntos, podemos ayudar a proteger a nuestros hijos y evitar que esta droga arruine más vidas.
Por qué no podemos ignorar el problema
Sé que es incómodo pensar en ello, pero el fentanilo está ahí y en todas partes. Está apareciendo en ciudades, suburbios y pequeños pueblos de todo el país. Nadie es inmune a esta amenaza. No podemos permitirnos hacer la vista gorda o suponer que no afectará a nuestra familia porque la verdad es que puede afectar.
Esta crisis es más grande que cualquiera de nosotros, pero todos tenemos un papel que desempeñar. Ya sea hablar con sus hijos, mantenerse informado o trabajar con su comunidad para crear conciencia, todos debemos hacer algo. Cada vida que salvamos, cada tragedia que prevenimos, importa.
Me preocupo profundamente por nuestra comunidad y siento la responsabilidad de seguir planteando este tema. No podemos permitirnos quedarnos callados. No podemos permitirnos pensar que no es nuestro problema.
Hasta la próxima, cuídense y asegúrense de hablar con sus hijos adolescentes.
Paul Samakow
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